domingo, 2 de enero de 2011

BUENAS IDEAS, MALOS HUMOS

En política, cuando ayer hablábamos de gestionar, me refiero al trabajo en equipo de los funcionarios y políticos, codo con codo. Pero a un funcionario público no se le puede exigir que ponga las bases del camino a seguir por la Administración. Estas son puestas por los políticos y los partidos a que pertenecen. De modo que cuando los ciudadanos votamos, lo hacemos por un programa político con una serie de ideas y proyectos. Así, los políticos ponen las ideas, y son los funcionarios los que las llevan a cabo convirtiéndolas en una realidad.
En la ley contra el tabaco, podemos observar un claro ejemplo de cómo una magnífica idea ha sido llevada a la práctica con supina ineficacia. El 1 de enero de 2006 entró en vigor la primera ley antitabaco, con el fin de proteger la salud de los no fumadores en espacios públicos. Y cinco años después, entra la nueva ley antitabaco con mayores prohibiciones. Ahora es el momento de valorar la actuación del gobierno socialista.
De entrada, la mejor de las intenciones: desterrar lo máximo posible de lugares públicos el dañino humo de los cigarrillos. Pero en los hechos han equivocado el buen rumbo marcado. Porque cómo se explica que si la intención es proteger a los no fumadores en los bares, no se extendió la prohibición a los bares pequeños. Se dio la potestad a los dueños de los establecimientos de menos de 100 m2 de prohibir, lo cual en la práctica suponía permisividad absoluta al tabaco. Ningún hostelero se suicidaría en términos comerciales expulsando de su negocio a la mitad de sus clientes. El resultado fue que en los pequeños locales no había protección para la salud de los clientes. Ilógico porque en los espacios reducidos es donde mayor concentración de malos humos se da.
El despropósito, como se ve, es enorme, y sin embargo, no quedo ahí. También se vieron perjudicados por una mala praxis política los propietarios de los grandes restaurantes. El daño, en este caso, no fue a la salud sino al bolsillo. Se les permitió crear zonas acotadas para fumadores, con los consiguientes gastos de construcción, para que finalmente el gobierno les diga en 2011 que deben tirarlas, que la prohibición de fumar es total.
En fin, una gran idea con medias tintas se queda en nada. O lo que es peor, cabrea a todos; tanto a los que la anhelan, porque siguieron durante cinco años tragando humo, como a los que no, grandes hosteleros que no han visto amortizada sus inversiones en el rediseño de sus locales.

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