domingo, 23 de marzo de 2014

Llámame falangista

[Nuevo artículo en Publicoscopia]


    Llámame falangista si así calificas a Adolfo Suárez. Me entristece haber visto estos días fotos del joven Suárez con la camisa de Falange Española. Me entristece porque pretenden borrar toda su magnífica etapa política posterior como adalid de la democracia. Ese blanco y negro, negrísimo, del Secretario del Movimiento no nos puede nublar la vista. Es muy fácil pedir a quienes vivían en esa época heroicidades, pero párese el lector a preguntarse, si tiene edad para ello, por qué no alzó la voz, por  qué no emigró en busca de las libertades anheladas; o si es joven, pregunte a sus padres, tíos o abuelos por qué no ingresaron en la cárcel por su lucha contra la dictadura.

    Seamos serios. Todos cometemos errores, damos malos pasos en la vida. El joven abulense nació en un ambiente sociopolítico que olía a cerrado, a mueble viejo. Consiguió un puesto clave dentro del Movimiento Nacional y ya no le debía nada a nadie salvo a sí mismo. De la mano de Su novata Majestad, abrió las  puertas de España a la fresca brisa de sueños de libertad e igualdad, dando pasos de gigante como la legalización del partido comunista.

    Fue artífice de la Transición, ahora denostada, por supuesto como heredero de las fuerzas franquistas. Dicho esto, dio una gran lección de concordia junto con Santiago Carrillo y Felipe González al sellar por medio del diálogo la esperada reconciliación de las dos Españas, la que apoyó explícita e implícitamente la dictadura y la que sufrió con la derrota de la Segunda República.

    En la actualidad duele ver cómo llueven las críticas cuando han surgido los rumores de pactos de Estado entre los partidos mayoritarios del Parlamento. No seré yo quien niegue la palabra a nadie. Es irracional llegar al extremo de decir, de entrada, no a las conversaciones entre representantes del pueblo. Déjenles hablar y critíquese, si es el caso, sobre el contenido de los pactos que se acuerden, nunca sobre el hecho de sentarse a la misma mesa, mirarse a la cara e iniciar un diálogo respetuoso en las formas. Pobre de aquél que no intente arreglar primero sus problemas cotidianos con el uso de la palabra.



    La Constitución Española de 1978, en la cual aportó su grano de arena el ex presidente, ha sido y es el instrumento de convivencia de los españoles bajo un Estado de Derecho al cual calificaron de social y democrático. 35 años de vigencia han hecho que le salgan arrugas en el rostro de la Carta Magna. Sin embargo, ahora que las portadas de prensa y cabeceras de telediario hablan de las Marchas de la Dignidad, me niego a comulgar con ruedas de molino. Quién no estaría de acuerdo con el lema del 22M, “Pan, trabajo y techo para todos”. Ahora bien, jamás aceptaré determinadas líneas del Manifiesto de los promotores del 22M, donde se dice
que de base el régimen de 1978 se descompone por sus elementos fundadores y que tuvo lugar contra el pueblo. Estas plumas del manifiesto están menospreciando el voto de millones de españoles que ratificaron el 6 de diciembre de aquel año la Norma Fundamental de nuestra democracia de fines del XX y principios del siglo XXI. Es más, insultan la memoria de los demócratas que desde los extremos políticos más distantes decidieron darse la mano y tener presente aquello que tenían en común y meter en un cajón los que les diferenciaba. Y estos que insultan en un manifiesto tienen la desfachatez de exigir “que se vaya el gobierno del PP”, con cuyo programa se puede estar en desacuerdo pero que ha sido votado en total libertad por una mayoría social.

    En triste broma de la Muerte, la voz de Adolfo Suárez se fue apagando por el maldito mal de Alzheimer. No le sigamos el juego a la parca y tengamos siempre en el recuerdo a quienes contribuyeron a establecer la fase democrática más duradera en la historia de España, para lo cual no quiero dejar pasar la recomendación del visionado de un documento imprescindible, el documental de Televisión Española, La Transición, narrada por la periodista Victoria Prego.
http://www.rtve.es/archivo/la-transicion-serie/




martes, 18 de marzo de 2014

LA URNA

[Nuevo artículo en Publicoscopia]


 Oí hace unos días la intervención del president Artur Mas en el Parlamento catalán, tras la pregunta de la popular Alicia Camacho. Me preocupa que el nivel del debate llegue hasta niveles tan pobres. No me refiero a que como en toda contienda política se arrojen los eslóganes mediante la técnica maniquea de ver solo los defectos del adversario electoral. Lo que me indignó como ciudadano fue que se arrojaran el uno al otro las urnas como armas arrojadizas.

    ¿Sorprendido, querido lector? Pensarás que a estas alturas no se puede uno escandalizar si no hay insultos, descalificaciones, calumnias varias, y todo aderezado por la conveniente insinuación a la incivil guerra del 36. Todo estamos bastante acostumbrado a ello. Pero personalmente me revelo a que se use en la dialéctica de nuestros representantes el instrumento de la democracia: la urna.



    No es un fenómeno aislado sino internacionalmente propagado. Se ha pervertido la natural condición de las urnas en pocas semanas en la Europa oriental. Ya hemos sido suficientemente bombardeados por la actualidad periodística. En nuestros oídos resuenan los nombres de Ucrania, Kiev, Simferopol, Crimea. La prensa, la televisión, han sacado las imágenes más impactantes, a veces las más bellas estampas a contraluz o en blanco y negro. Suficiente. Necesitamos la reflexión en estos momentos. Es hora de asimilarlo y sacar tus propias conclusiones.

    Dos visiones de Ucrania se enfrentan. La occidental, que busca la protección de la Unión Europea; la oriental, que mira a la Madre Rusia con los ojos llorosos de un huérfano. ¿Cuándo dirigió occidente la mirada hacia Kiev? Cuando los manifestantes europeístas ocuparon la Plaza de la Independencia, y henchidos de orgullo malsano, los poderes de la UE vieron una oportunida única de expansión. El resultado lo conocemos todos: El presidente Yanukovich huyó del país dejando un vacío de poder. Ahí es donde quiero, lector, que levantes la vista del texto para pensar con calma. ¿Aceptarías que tu voto lo pisotearan? Pues precisamente eso ha sucedido en Ucrania. EuroMaidan tomó el poder y rompió las urnas en las que se cobijaban los votos de millones de ciudadanos libres. Se arrojó el contenido de las últimas elecciones presidenciales al agua fría del Mar Negro.

    Bañados por esas aguas se encuentra la península de Crimea, la región sureña de Ucrania donde vive una población mayoritariamente de origen ruso. Aquí se rebeló el parlamento de la región para, en desacuerdo con la deriva gubernamental de Kiev, optar por la independencia, que más bien es desembarazarse de Ucrania para arrojarse en brazos de Putin, quien ha manejado con maestría a sus tropas en la zona, cuidándose de las acusaciones de invasor con detalles como la ausencia de distintivos en los soldados rusos. El siguiente paso fue la convocatoria y celebración de un referéndum, a todas luces ilegal, en la que se decidió el pasado domingo la anexión a la Federación Rusa.

    Las urnas son nuestra casa, acogen nuestras aspiraciones y esperanzas en el destino del pueblo. No te dejes engañar por el cristal o el metacrilato con el que se han construido. Su estructura es robusta, se formó en la fragua de los apasionados corazones. Piensa en la transparencia de la urna, en cómo tu voto cae junto a su voto: pesan lo mismo, valen igual.

    Ellos con su mal ejemplo han manchado la labor de las urnas. En Ucranía hubo un golpe de estado. Que lo maquillen como quieran, que lo edulcoren con visiones de la bella juventud revolucionaria de pañuelo en la cara. Es más sencillo que todo eso. Se rompió a martillazos la casa de la democracia, la sagrada urna y el designio de millones de votantes. En Crimea, por su parte, la urna ha sido destrozada desde dentro, como si los votos depositados en ilegales reglas procedimentales fuesen material explosivo. En Simferopol ha explotado las bombas-urna cuyo objetivo es el actual gobierno ucraniano. Tan dañoso es tirar a la basura el resultado de unas elecciones presidenciales favorables a Yanukovich, como hacer una pantomima de referéndum que la ley no autoriza y que no merece dicho denominación, porque una votación no es libre mientras invaden tus calles fuerzas militares del extranjero, apoyadas por unidades paramilitares.

    Las urnas sufren ataques desde fuera, desde dentro y son lanzadas como objeto contundente contra el adversario político. Para terminar, no me olvido de los sibilinos artificios que pretenden englobar el uso de las primarias dentro de un proceso de democratización de los partidos. La urna se está alzando como herramienta de marketing político cuando hacemos uso de las primarias por mero calco de las costumbres estadounidenses, cuando salen varios candidatos y no hay detrás ni la mínima diferencia programática entre ellos, cuando las campañas de primarias son personalistas y se ocultan los manejos para conformar el respectivo equipo. Si me piden un ejemplo, podríamos exponer la ocurrencia de extender el derecho de voto a los no afiliados, siguiendo así el proceder de la técnica de fidelización de las grandes empresas. El partido actúa así acercándose al cliente potencial consiguiendo de él la aceptación para la recogida y uso de sus datos personales, y dando comienzo a la lenta captación del futuro pagador de cuotas, que la financiación es lo primero.

    Espero, en fin, que estos vientos antilibertarios, cuando no devaluadores de la democracia, sean pasajeros. Espero que no se haga realidad un mundo en el que ser ciudadano tenga la misma validez que ser socio de un gimnasio. Que no nos quiten nuestro poder, que no tengamos que conformarnos con fabricar la urna con los gestos de un mimo en el aire.



lunes, 10 de marzo de 2014

EL DEDO DE RAJOY

[Nuevo artículo de Publicoscopia]


10:40 AM. 10 de marzo de 2014. Palacio de la Moncloa. Reunión del equipo de imagen y redacción del sr. Presidente del Gobierno de España.

[El asesor A termina de dar dos besos a la asesora D]

Asesor A: Es que no hemos parado. No nos hemos visto las caras ¿desde hace cuánto? Tú en el congreso del PP vasco, éste [refiriéndose al asesor C] por Andalucía, y yo con la cumbre del Partido Popular Europeo.
[Asienten con la cabeza los asesores C y D]
El dedazo del MaRaJá  [apelativo cariñoso con el que se refieren al Presidente del Gobierno, señor Rajoy]. Por Andalucía elige a Arenilla [apodo con el que han bautizado a Moreno Bonilla, protegido de Javier Arenas.

Asesor C: El del currículum tuitero.

Asesora D: ¿Y eso?

Asesor C: Menos de veinte palabras.

Asesor A: Bueno, bueno, no os olvidéis del País Vasco, que si Quiroga sí, que si Quiroga no. Y en Europa, con la Merkel, designando como candidato a Juncker.

Asesora D: Hoy toca el candidato a las europeas…

Asesor A: ¡Qué va! Moragas todavía no sabe nada, así que habrá que esperar.

Asesor C: Arias Cañete se hace de rogar.

Asesor A: Entiendo sus dudas. Como Ministro de Agricultura le invitan a comer a todos los saraos.

Asesora D: Dentro del Consejo de Ministros se rumorea que dentro de la cartera ministerial tiene su kit personal, formado por mondadientes, bicarbonato y su célebre servilleta a cuadros rojos y blancos.

Asesor C: Hoy mismo está inaugurando el XXVIII Salón de Gourmets.

Asesora D: Je, je, es el único ministro que no tiene dietas.

Asesor A: Ya vale.

Asesor C: Él está en contra no sólo de los programas violentos en horario infantil sino también de esa plaga de concursos de cocina que da tanta hambre.

Asesor A: ¡Ya está bien! [da un puñetazo en la mesa con tan mala suerte que golpea un dedo de la mano del asesor C] Uy, perdón, cuánto lo siento.
Tenemos que preparar la campaña, ya sea Cañete o González Pons. No lo descartemos, pues sería un magnífico escenario de presentación el Encuentro Intermunicipal de abril del PP en su Valencia natal.

Asesor C: Toca esperar al dedo del MaRaJá [dice mirándose el suyo con un creciente color morado].

Asesora D: [le coge la mano con mucho cuidado] Es como el cuento de los cinco dedos: éste lo presupuestó, éste lo aprobó, éste de aquí ganó el concurso, éste otro recibió el sobre y [se acerca a los labios el dedo dañado del asesor C] éste tan negro, con el dinero ídem para Suiza.

[El asesor A no sabe para dónde mirar; parece clara la incipiente relación sentimental entre los asesores C y D, pero no sueltan prenda]

Asesor A: Es el dedo del rey Midas: todo lo que toca es oro.

Asesor C: Todo lo que toca es moro, se puede decir de Fernández Díaz. Nada más que hablar de avalanchas de inmigrantes.

Asesor A: Ya sabéis. Hay que desviar el tema adonde le interese al político.

Asesora D: Sí, parafraseando, “cuando el político apunta con el dedo, el tonto mira adonde señala”, cuando lo que hay que mirar es el dedo, al político.

Asesor C: Pues no sé yo. Cañete mejor que no hable sobre inmigración, porque cuando habló de camareros metió bien la pata.

Asesora D: Como si sirviese el plato con el dedo metido en la sopa.

Asesor A: En fin, el MaRaJá pone el rumbo, Después de pasar el Cabo de Hornos, ¿adónde vamos?... Felicidades [dirigiéndose al asesor C], por cierto, por la brillante metáfora que escribiste.

Asesor C: Esperemos que el Presi no sea tan mal navegante como la Estatua de Cristóbal Colón en Barcelona.

Asesora D: ¿A qué te refieres?

Asesor C: El famoso dedo de la estatua no señala a América sino al sur.

Asesora D: Lo peor será cuando los ciudadanos dejen de chuparse el dedo y vean que no movemos ni un dedo por ellos.