martes, 9 de julio de 2013

LE METEN UN PURO (EN LA CAJA)

   
[Nuevo artículo en Publicoscopia] 

Tony Cantó es una figura cuya relevancia mediática ayuda a subir exponencialmente los números de oyentes/videntes/lectores. Entró en política como elefante en cacharrería, con opiniones ilustradas sobre nacionalismo, maltrato animal y género. Pues hemos descubierto en el árbol familiar del diputado de UPyD  a un pariente famoso en las últimas fechas: Luis Bárcenas Cantó.

    Efectivamente, Luis el Egabrense cantó la Traviata en una conversación con el director de El Mundo, Pedro Jota. Reconoció la financiación ilegal del partido y su iniciación con su predecesor en el puesto de tesorero, Álvaro Lapuerta. Además, suministró un original del cuaderno contable que llevaba consigo. En esta hoja aparecen pagos a insignes miembros del gobierno popular a finales de los noventa, bajo las oportunas siglas.

    En las Cuatro horas con Bárcenas, cuyo título recuerda a las Cinco con Mario, también tenemos un fallecido de cuerpo presente. El cadáver político es el actual presidente del gobierno, Mariano Rajoy. El ex tesorero declara que sistemáticamente hubo cohecho desde las entrañas del PP, en la doble vía de recibir donaciones de empresarios a cambio de adjudicaciones de contratos administrativos. Es más, añade que una parte de ese montante quedaba en la caja fuerte del partido, mientras que el resto quedaba para el pago de sobresueldo de los jefazos del partido.



    Conocido de todos es la afición de Rajoy a los puros, con lo cual habría que ser muy inocente para no intuir la relación que insinúa Luis Bárcenas en la anécdota que cuenta sobre el dinero negro que llegaba a un ministerio dentro de una caja de puros Montecristo. Conocida de todos es también la afición de Bárcenas al montañismo. Pues parafraseando un viejo refrán parece decirnos que si Mahoma no va al monte, el monte(cristo) va a Mahoma.

    Sin embargo, de estos papeles es difícil extraer la conclusión rápida de que nos encontremos ante un ilícito penal porque las conexiones entre sobresueldos y adjudicaciones es materia judicial a través de una pieza separada del caso Gürtel. Lo que sí puede extraerse con claridad es que estaríamos ante un incumplimiento de la Ley 5/2006, de conflicto de intereses de los miembros del Gobierno, que funciona como vigente legislación sobre incompatibilidades.

   La sanción en tal caso sería la declaración pública de ello en el BOE, la destitución con obligación de devolución de lo cobrado indebidamente, así como la inhabilitación para cargo público de entre cinco a diez años, como nos aclara el artículo 18 de la Ley. Pero ocurre que las infracciones prescriben, es decir, no se pueden perseguir después de pasado un plazo, que para las infracciones muy graves es de tres años (artículo 132 de la Ley 30/92, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas); y siempre hay que contar los tiempos desde el momento en que se produjo la infracción. Por tanto, si Bárcenas dejó la tesorería del Partido Popular en 2009 y no existe constancia de sobresueldos tras este año, Rajoy se libra (hablando en plata) de que le metan uno de esos habanos que tanto le gustan.

    Si por acción de la divina providencia (mantilla de Cospedal mediante) Bárcenas pudiera hacerse con alguna prueba de sobresueldo a altos cargos del PP a partir del 20 de noviembre de 2011, se podría poner en marcha la maquinaria sancionadora. Pero, oh, sorpresa, la Ley 5/2006 nos explica en su artículo 21 que el competente para iniciar un expediente contra un miembro del Gobierno es el Consejo de Ministros, esto es, el propio Gobierno.

    Ante esta maravilla de ingeniería política, uno se queda extasiado, y mucho más cuando se entera de que el actual proyecto de Ley de Transparencia quiere retocar el anterior artículo para simplemente cambiar el nombre de la oficina encargada del expediente, que pasaría a llamarse Oficina de Buen Gobierno.



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