domingo, 6 de marzo de 2011

LAPUTA

Atraído por un supuesto taco, ya caíste, lector, en mis redes. No me refiero con el titular a palabra malsonante, sino a la isla flotante que menciona Jonathan Swift en Los Viajes de Gulliver. Una isla de grandes pensadores que nunca se cansan de disgresiones teóricas pero que en la práctica no pierden ni un minuto.
Dejemos que hable Swift de ellos:
"...bastante diestras para manejar sobre una hoja de papel, regla, lápiz y compás de división, sin embargo, en los actos corrientes y en el modo de vivir yo no he visto pueblo más tosco, poco diestro y desmañado...".
¿No les resulta familiar? Zoido y Espadas, enfrascados en sus respectivos proyectos de ciudad judicial del Prado y del Guadalquivir, parecen olvidar que tras sus infografías debe haber unos cimientos sólidos de carácter presupuestario. ¿De dónde sacaremos los euros?
Que estos dos proyectólogos no se me enfaden. En las primeras líneas he hablado de grandes pensadores. Ya estoy presuponiendo mucho.
Qué mal están haciendo los informáticos en los partidos políticos. Hemos pasado de los carteles electorales, con asesores de imagen pendientes de ese color de cara, de aquella arruga o de esta incipientes entradas; a esas hormiguillas del teclado que crean mundos maravillosos. Si antes perdonábamos la cartelería en pos de un programa electoral de calado, ahora nos hallamos ante documentos programáticos en las que las tres cuartas partes son imágenes.
Me acuerdo de la típica pregunta de los niños sobre si tal libro tiene o no dibujos.
¿Nos consideran estos políticos menores de edad políticamente hablando? Tal vez el titular sí que fuera una expresión de cabreo.


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