martes, 13 de mayo de 2014

MATAR A LA POLÍTICA

[Nuevo artículo en Publicoscopia]


El lenguaje puede dar lugar a equívocos. A las palabras se las utiliza en un sentido determinado que puede ser malentendido por el oyente. Solo poseemos una veintena de letras que en una múltiple combinación da nombre a las cosas, a los pedazos fragmentados que percibimos de la realidad.
Si se lee el título de este artículo podemos pensar que la referencia es el asesinato de Isabel Carrasco, presidenta de la Diputación de Léon. Pero, un segundo después, podríamos ver una explicación dirigida a la disciplina, tan denostada hoy, de gestionar los destinos colectivos de la ciudadanía. ¿De qué hablamos?, ¿ de la teoría y práctica de la cosa pública o de la mujer que la ejercía?
El político es representante de los ciudadanos en su concreta colectividad, ya se trate del ayuntamiento del más diminuto de los pueblos, ya sea la cámara parlamentaria de todo un país. Ponemos nuestra confianza en el trabajo diario de los políticos que se traduce en debates de los que somos testigos en plenos municipales o sesiones parlamentarias. Es cierto que a veces pueden parecer estériles, que se convierten en rifirrafes en los que la dialéctica está por encima del fondo de los asuntos. Detrás de todos los flashes, de las frases grandilocuentes, finalmente queda la votación y aprobación de decisiones que afectan a la vida diaria que disfrutamos en comunidad.
En un político debemos ver la responsabilidad que miles han puesto sobre su espalda. Nunca se trata de papeletas electorales sino de lo que representan: las esperanzas y sueños de muchos. Y si seguimos teniendo en mente la representación, como símbolo, el asesinato de una política podría ser  el asesinato de la política como disciplina.
Aunque es pronto y queda un largo proceso judicial, las investigaciones policiales se centran en el móvil de la venganza personal. Oído esto, se ha empezado a respirar porque no se observarían motivaciones políticas en ello. Pero ¿de verdad es así? Me pregunto si alguien puede pensar que la decisión de un despido parte del máximo representante de una diputación salvo su firma final en el  documento ejecutivo que a veces se delega en departamentos.
Hay una escalada de despropósitos en la que la política y la opinión pública están inmersos. No niego la corrupción existente pero existe una campaña de criminalización de todos los políticos. Se escuchan a diario conversaciones en las que siempre cuenta desprestigiar al político de turno. Y las redes sociales son la pared común en la que grafitear insultos y barbaridades que me niego a reproducir aquí. En la red social de los píos ayer saltaron graznidos horrendos en los que se mezclaba la burla y la justificación de un asesinato.
No somos todos así afortunadamente, y leyendo tuits reflexivos como los de @CiudadanoHumano, entendí el porqué de ese nick. Tenemos que lamentar que en esta sociedad hay ciudadanos que no son para nada humanos. Un ejemplo se nos aparece delante con la errónea campaña publicitaria que ha puesto en marcha Democracia Real Ya. Mediante la soez provocación pretenden la viralidad por internet de  unos vídeos que denuncian el bipartidismo. En un anuncio vemos cómo un hombre, tras cavar un agujero en una zona alejada y solitaria, se pega un tiro cayendo su cuerpo en la zanja. Esta escena es sellada por el eslogan “Vota PP”.
Es peligroso, muy peligroso jugar con armas en el mundo de la política. Estos personajes que no se representan sino a sí mismos deberían saber que el diablo siempre lleva un saquito de polvora a la espera de un descuido nuestro. Quien empuña el arma puede alejarla de su cabeza y apuntar a otra persona. Una pistola ha descargado sus fogonazos mortales en León, y recordando las primeras líneas de este artículo, unos prefieren las erres del arma y yo las eles del alma.



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