jueves, 22 de mayo de 2014

CHAMPIONS DEL MACHISMO

[Nuevo artículo en Publicoscopia]

Tras la última semana de campaña por las elecciones europeas, si he sacado algo en claro de las intervenciones de los principales partidos políticos, es mi convicción de que no se han tomado en serio la trascendencia de unos comicios que están siendo atacados por la peste negra del llamado euroescepticismo, cuando deberíamos conceptuarlo como antieuropeísmo, maxime si en las alianzas y programas se ocultan postulados xenófobos, totalmente contrarios al espíritu de los fundadores de la CEE.
No esperes tras estas primeras líneas que entre a disertar sobre los ejes sociopolíticos desde los que basar el futuro de la Unión Europea, porque mi socratismo es tan humilde que duda si ni siquiera sabe que no sabe nada.
Me centro en las proclamas de los partidos mayoritarios que se harán oír en el Parlamento europeo. ¿Cómo las resumiríamos? Hay partidos machistas y no machistas. Este maniqueísmo nació con las desafortunadas declaraciones de Arias Cañete sobre la superioridad intelectual entre hombres y mujeres. No entro a valorarlas porque si algo caracteriza a la supina ignorancia es el brillo esmaltado de las estructuras mentales que son su fuente.
Como ciudadano pido que la igualdad de género y la lucha contra el machismo no sirva de arma para batallas mitineras. Un tema tan serio supone ahondar en las raíces socioculturales del fenómeno del sexismo desde tiempos inmemoriales, y no quedarse en tachar de machista a un político determinado, buscando el juego sucio y manchar siglas ajenas mientras pretendemos mostrarnos inmaculados en las filas del partido.
Es fácil buscar ejemplos machista en el PSOE, y desgraciadamente tuvo que leer disgustado un artículo del Diario de Sevilla de 31 de agosto de 2013 titulado “Celulitis juvenil”, donde se cantaban las excelencias y defectos del muslamen español. Este bochornoso texto, que si se congratula de la ocupación por parte de las mujeres de más espacios sociales es solo porque se amplía “el campo de observación muslístico”, fue escrito por un insigne miembro del partido socialista que dirigió los destinos del soleado sur de bikinis (seguro que los trataría de patrimonio nacional) como presidente de la Junta de Andalucía. En una gracieta digna de Pajares y Esteso, José Rodríguez de la Borbolla provocó en las siguientes semanas tal indignación que la web del periódico borró la columna, aunque siempre nos quedará el testimonio de las hemerotecas y algún avispado como el blog de revista-utopía.
Si buscamos un patrón común en las afirmaciones de uno y otro político, aparte de la filosofía de situar a la mujer un escalón por debajo de los hombres, quiero centrarme en un dato biográfico. Mientras Arias Cañete vio sus Madriles por primera vez en 1950, Rodríguez de la Borbolla nació en el año de 1947. Ambos sufrieron la ebullición de sus hormonas en los años ye-ye, y desgraciadamente décadas después podemos confirmar que los daños colaterales afectaron a la población de neuronas. Estas burradas son sintomáticas de una España de pandereta y anuncio de lavadora con señora incorporada. Pero ¿ha quedado atrás esta ideología sexista en pleno siglo XXI? La rotundidad de la respuesta podría basarla en las escalofriantes cifras del terrorismo machista, pero pretendo llamar la atención sobre la cotidianidad de nuestras vidas, donde damos por supuestas situaciones que serían inadmisibles después de una reflexión mesurada.

Un fin de semana entra con las orgullosas gargantas de merengues y colchoneros cantando vítores en Lisboa. El deporte español hincha su pecho y se pavonea de MarcaEspaña. En los bares se habla de fútbol y se cuentan los lances de la última jornada de liga. Y en las casas se abre un periódico deportivo para, repantigado, echar una ojeada a los pormenores de fichajes o las bajas de la selección española para el próximo mundial. Mientras tanto, delante de ese sofá un menor de edad observa a la altura de sus ojos que en la contraportada de ese diario sale una foto de una mujer semidesnuda totalmente fuera del contexto de balones y competiciones. Esta escena ultrajante para las mujeres se repite infinidad de veces ante la mirada de futuras generaciones. Exactamente se repite en un número de más de un millón de hogares, operación que sale de multiplicar por uno el millón trescientos mil lectores que, según el Estudio General de Medios, posee el diario As. Es ese el ejemplo que damos diariamente en la contemporánea democracia de puertas para dentro.

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