jueves, 9 de enero de 2014

DÍA DE REYES EN CASA DE LOS RAJOY

[Nuevo artículo en Publicoscopia]


11:33 PM. 10 de enero de 2014. Palacio de la Moncloa. Reunión del equipo de imagen y redacción del sr. Presidente del Gobierno de España.


[La tormenta de ideas o braimstorm no da sus frutos en el equipo, cuya inspiración se halla totalmente bloqueada]


Asesor A:  Lo entiendo. Estáis muy nerviosos con todo lo que ha pasado con la filtración del jefe de comunicación del Ministro de Interior.


Asesor B: Es que los errores se pagan.


Asesor A: Pero tenéis que quitaros la presión de encima. El MaRaJá [apelativo cariñoso con el que se refieren al Presidente del Gobierno, sr. Rajoy] no es tan duro con los fallos, lo sabéis…


Asesor C: (con la cabeza gacha) Si os soy sincero, estoy nervioso por lo que viví el pasado lunes aquí.


Asesora D: No es posible, si el lunes era el día de Reyes, festivo para todos.


Asesor C: ¿No me conoces? Soy un poco despistado…


Asesor B: Un mucho (palmada fuerte en la espalda).


Asesor C: Me presenté en la Moncloa el lunes por la mañana, y los de seguridad me lo advirtieron. Se echaron unas risas a mi costa, pero al final me vieron la cara y me invitaron a la sala de control de cámaras para tomar un café.


Asesor B: Es territorio vedado a los bulldogs (denominación suave referente al personal de escolta y seguridad de la Presidencia).


Asesor C: Me ofrecieron un asiento, y ante mí toda una pared de pantallas cubriendo todos los rincones del palacio. Jaime me señaló con el dedo una pequeña del lado inferior… No os lo vais a creer.


Asesora D: Venga, cuenta (agarrándolo del antebrazo).


Asesor C: En esa pantalla era testigo de la escena de Reyes de la familia Rajoy. Jaime me pasó unos auriculares y lo enchufé a la pantallita. Me quedé ojiplático. Nunca había visto al MaRaJá soltando pullas sobre sus compañeros, y su mujer tampoco se quedaba corta.
    La escena era alrededor de un árbol de Navidad, a punto de abrir los regalos sus niños, Marianito y Juan. El mayor, Marianito, se quejaba porque no veía su reloj de marca.


- ¿Por qué no me han traído el reloj, papá?
- Calla, niño, que lo querías suizo, y yo de allí no traigo nada por si las moscas. Abre aquélla, que ahí está la camiseta.
- Pero, papá, esta es una camiseta del Atleti. Yo la quería del Newcastle.
- Hijo, sé lo mucho que te gusta la liga inglesa, pero me daba yuyu tocar una camiseta que con esas rayas blancas y negras parecen la de un presidiario.


                   Cortesía de carlos-fuente-blogspot.com


    Ahí intervino su mujer Viri para pedirle al mayor que ayudara a su hermano a mover unas cajas grandes. Juan, más revoltoso, destrozaba las cajas, parecía empeñado en romper los envoltorios antes que ver el interior. Sacó por fin el primer juguete: era la muñeca Peppa Pig.
Al verla, Viri le dijo a su marido: “¿No te recuerda a la vicepresidenta? Ya sabes que las malas lenguas de Internet siempre le ven el parecido con la cerdita Peggy”. Rajoy le dijo: “Más parecido a (apuntó con el dedo) esos muñecos Minions le veo con relación a Wert, con esa calva y piel amarillenta”.
    El pequeño Juan saltaba loco de alegría. Había descubierto el fuerte de Playmobil, y Viri no pudo resistir otra maledicencia: Sería el regalo perfecto para tu ministro de Defensa, cuando era joven él conoció las flechas como único armamento.
    Las risas del MaRaJá las ahogaba con la mano en la boca pero mascullaba “Matusalem, je, je, Matusalem”. Mientras, Marianito le abría muy despacio a su hermano un estuche: “Aquí tienes, Juan, la consulta médica de Nenuco”. Viri, con lengua viperina, le dio un codazo a su marido y dijo: “Como Gallardón vea el instrumental, manda la muñeca a Londres”. Pero el MaRaJá no le contestó porque Marianito le tiraba de la manga del batín.


- ¿Qué te pasa, hijo?
- No me habéis traído nada de lo que pedí (se puso de cuclillas y empezó a romper los bordes del papel de regalo).
- Aquí están las Tortugas Ninja.
- Ya soy muy mayor para eso.
- (sin escuchar la respuesta de su hijo) Esta va con espada samurai, aquella con luchacos, y esa con concertina, pero no hace naaada de daaaaño.
- A Juan los Reyes Magos le han traído todo, hasta el Diario Secreto de Violetta.
- ¿Qué tiene de especial el juego? -preguntó el MaRaJá con mirada estrábica.
- Pues tiene un código secreto y escribes todos tus secretos con tinta invisible.
- (rascándose la barba) A mi tesorero no le vendría mal uno de esos.
- (volviendo a tirarle de la manga) Papá, ¿seguro que le has dado las cartas a Sus Majestades? (y el hijo metió la mano en el bolsillo del batín y sacó unos sobres).
- Quita, niño (dándole un manotazo). Hay cosas que no se pueden demostrar.


[El asesor C se pasa la mano por los labios y bebe un poco de agua]

    Jaime me regañó porque no podía seguir más tiempo allí. Así que salí de allí desconcertado, viendo cómo el MaRaJa se leía las instrucciones del Diario Secreto de Violetta.



No hay comentarios:

Publicar un comentario