domingo, 8 de septiembre de 2013

RAJOY Y EL PLAN GIBRALUÑA


[Nuevo artículo en Publicoscopia]


9:08 AM. Palacio de la Moncloa. Reunión del equipo de imagen y redacción del sr. Presidente del Gobierno de España.


[Tras los consabidos saludos e interrogatorios postvacacionales de lugar, fecha y  meteorología, todos permanecen sentados, salvo el asesor jefe, que después de una larga pausa, brazos en jarra y mirada absorta a las carpetas bicolores, abre la boca]


Asesor A: Estamos en el filo de la navaja. Tenemos dos problemas que nos aprietan por los flancos. Es como si estuviésemos apretados entre dos muros que quieren unirse, y nosotros, como no hagamos algo, acabaremos aplastados. Por una parte, por agosto se nos viene encima Gibraltar.


Asesor B: Lo inoculamos contra la bacteria Bárcenas y ahora ataca nuestras defensas.


Asesor A: Así es. Y por septiembre amenaza ahora la Diada y el independentismo catalán.


Asesor B: Hay que buscar soluciones para el MaRaJá [apelativo cariñoso con el que se refieren al Presidente del Gobierno, sr. Rajoy].


Asesor A: Así es -responde con una mirada que le clava al asesor B con la s silbante como de una flecha.


[Los asesores B, C y D agachan la cabeza como los alumnos que rehuyen la pregunta difícil, la asesora D escribe en su bloc floreado con una caligrafía redondeada “Gibraltar” y “Cataluña”]


Asesor A: Sin arena ni rocas, se ha parado el proyecto de Picardo de ampliación de la costa… a costa, valga la rebuznancia, de nuestras aguas.


Asesor C: Podemos negociar con ellos, con el Reino Unido por supuesto. No construiréis a lo largo pero sí a lo alto. No nos oponemos a cientos de rascacielos.


Asesor B: ¿Y si se les parece poco?


Asesor C: Hacemos la oferta más jugosa. Añadiremos trabajadores españoles que lo harán por poco sueldo o ninguno. Cuadrillas especializadas en altura.


Asesora D: [deja de mirar las palabras casi juntas del papel] ¿Y si le enviamos expertos en altura y ahorrándose incluso el coste de andamios? Una idea loca. Mandamos al Peñón a los castellers.
[ojos achinados por la incredulidad]
Dos pájaros de un tiro. Gibraltar tendría coste cero en mano de obra para la construcción, y tendríamos lejos de Cataluña a las peñas de castellers, que todos sabemos que son cantera de nacionalistas.


                                                         Cortesía de lavozlibre.com
                                       
Asesor A: Me gusta. Si unimos los dos problemas, basta con una sola solución.


Asesor B: Picardo puede decir no a todo.


Asesor A: Si no se conforma, peor para él. Como no le quedan roca ni arena, tendrá que poner a miles de voluntarios caganers para crear residuos que asienten tierra firme. Por cierto, muy fértil, por aquello del abono.
 [Risas que se interrumpen rápido por la apostilla del asesor más joven del equipo]


Asesor C: Podríamos llamarlo Plan Gibraluña.
          [Todos cabecean arriba y abajo]

Asesor B: ¿Qué hacemos con MásXMenos? [apodo con el que el equipo denomina al President de la Generalitat sr. Mas].


Asesor C: Las rocas y la arena que no dejamos entrar en Gibraltar, todo lo mandamos a Cataluña.


Asesor B:¿Para qué?


Asesor C: Le inflamos el ego. Artur, ¿quieres una gran Cataluña? Toma, tierra para que te expandas, comiéndole terreno al mar.


Asesor A: Brillante. Justo lo que quieren hacer los gibraltareños.


Asesora D: Se puede mejorar la oferta [se dirige a la pizarra y dibuja]. Si Cataluña se expande hacia delante, no habría tanto beneficio económico porque no aumentaría mucho los kilómetros de costa urbanizable, si acaso en los laterales, muy poco. Si hay más playas, hay más hoteles, más dinero. Propongo que se expandan [dibuja el bocadillo de un personaje de cómic] en forma de península. Unido por un hilo a la vieja Cataluña. Todo lo demás sería nueva costa para una nueva burbuja inmobiliaria.


Asesor A: Una especie de apendicitis que le sale a España.


Asesor B: Es un escroto. Hasta los huevos me tienen.


[Risotada de los tres miembros masculinos del equipo, que por muy poco se caen de la silla]


Asesora D: [cara de resignación] Podríamos hablar también de una teta de silicona.


Asesor A: Perdónanos. Tres hombres son multitud. Ya sabes las veces que se muerde uno la lengua. Hemos terminado por hoy.



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