Expongo aquí, guiado por la filosofía de los open data, pero desde una perspectiva no utilitarista, detalles que me han llamado la atención de lo publicado en el Boletín Oficial de la Provincia. Puras anécdotas la mayoría de las veces, pero que reflejan la intrahistoria de los pequeños reinos de taifas que son nuestros pueblos, y por encima de todos, Sevilla capital, la más pueblerina de las grandes ciudades de nuestro país.
En el BOP nº 50 de 2 de marzo de 2013, su página 16 nos muestra una resolución del Ayto. de Sevilla de bajas del Padrón. Sin mayor transcendencia, mi vista se mueve con indolencia por los nombres de los que nos han abandonado; y esperando encontrar insignes hijos de catedráticos, políticos y ricachones que, según la verborrea pública de moda, están emigrando a otros países en busca de trabajo, me llevo la sorpresa de que la mayoría eran vecinos del Vacie.
Veo a los Montoya, Andrade, Soares, etc. , que han decidido dejar Sevilla. Un estremecimiento me recorre por el cuerpo porque si muchos de ellos se dedicaban a la chatarra, por poner un ejemplo, mal deben ir las cosas en Sevilla, que hasta ni la basura es de calidad. Durante la huelga reciente de Lipassam, tuvieron dos semanas para poder examinar nuestras miserias, y nada bueno encontraron que han puesto pies en polvorosa. Mucha suerte allí donde vayáis.
Está claro que muchos ahora mismo pensarán en que mi deseo no puede ser sincero. Lo es, y también el del habitante de Los Remedios. O así debería ser, porque muchos no los consideraban sevillanos, pero la hipocresía municipalista los llevó al empadronamiento con pseudocalles con tal de engordar las arcas. Porque si no lo saben, el volumen de participación en los ingresos del Estado depende del número de habitantes de una determinada ciudad. Cuando estemos por debajo de los 700.000, ya llorará el habitante de Los Remedios.
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