08:07 AM. 8 de noviembre. Palacio de la Moncloa. Reunión del equipo de imagen y redacción del sr. Presidente del Gobierno de España.
[El asesor B le enseña al asesor A el interior del periódico]
Asesor B: Mira, ahí los tienes. Esto es la involución. Otra vez los dinosaurios: Felipe González y Aznar presentando sus libros.
Asesor A: Vaya gracia que le hará al MaRaJá [apelativo cariñoso con el que se refieren al Presidente del Gobierno, sr. Rajoy].
Asesora D: (apareciendo sorpresivamente por encima de sus cabezas) El MaRaJá, si ha hecho lo mismo que yo esta mañana, estará como un flan.
Asesor B: ¿Y eso?
Asesor B: El doodle de Google se lo han dedicado al test de Rorschach. Cada vez que probaba con una imagen, la mancha me parecía el felpudo de Aznar, y alrededor esos ojillos diabólicos bajo las cejas a lo moustache.
[Un frío les recorre al unísono por el cuerpo a los tres]
Asesor C: ¿Qué pasa? (dice de repente detrás de la asesora D, que se sobresalta)
Asesor A: Tenéis que tener cuidado con lo que decís. No vaya a ser que llegue a oídos de los de arriba. El MaRaJá está muy susceptible estos días.
Asesora D: Pobrecito…
Asesor A: El jefe Moragas me cuenta que el MaRaJá ha sido víctima de la única ley que se cumple en España, la Ley de Murphy.
Asesor B: ¿Cómo ha sido?
Asesor A: La noche del lunes, el MaRaJá se repantingó en el sofá y se puso a las 10:30 una película de pay-per-view. Cuando quedaban veinte minutos, con las campanadas de medianoche...
Asesor C: Un momento (apuntándole con el dedo), no será otra de tus historias terroríficas.
Asesor B: No, calla y escucha… con las campanadas de medianoche se oscureció la pantalla y saltó un mensaje que decía que entraba en vigor un aumento de la tarifa, que debía pagar para ver el resto de la película. ¡A mí nadie me había avisado!, gritó el MaRaJá. Se acostó cabreado y ni las carantoñas de su mujer pudieron hacer nada.
La mañana del martes pasado sonó el despertador y a regañadientes lo apagó de un manotazo. Le sorprendió que su mujer saltara de la cama y miró el reloj: eran las seis de la mañana. ¡Pero si él había puesto la alarma a las 7:00. Su mujer le explicó que ella lo cambió para que le diera tiempo a arreglarse para un acto. ¿Por qué no me avisaste?, le espetó a su esposa.
El MaRaJá salió en su coche oficial en dirección al Congreso, pero a mitad de camino sufrió una avería. Optaron los servicios de seguridad por el primer taxi que por allí pasaba. Se las prometía felices el MaRaJá, pero otro traspiés: cuando estaban a cinco minutos de llegar a las Cortes, el taxista paró y dijo: “empiezo mi descanso, son 20 minutos para comer algo. Si quiere esperar, bien; si no, ya sabe, como San Fernando”. ¡Pero usted no me avisó!, le decía al MaRaJá mientras cerraba de un portazo.
Sudoroso, emulando al ex-seleccionador Camacho, entró deschaquetado en el despacho del PP. Soraya la esperaba de pie… no sé, quizás sentada, con un rictus de malas noticias. El MaRaJá la escuchaba relatar la nueva ocurrencia de Wert, y mientras más oía más rojo (con perdón) se ponía.
Cortesía de huffington post
Asesor C: Lógico, lo de cambiar las condiciones de la beca Erasmus, empezado ya el curso, no es justo para nada.
Asesor A: ¿Qué? ¡A quién le importan los erasmus! El MaRaJá no soportaba que no se le hubiera dicho nada. “¡Coño, que soy el Presidente!”, se le oyó decir con tono lastimero. “¡A mí nadie me avisa!”.
Asesora D: Lo cierto es que Wert está cumpliendo muy bien el papel que le asignamos. (se dirige al asesor) ¿Cómo lo llamaste una vez?
Asesor C: El ministro kamikaze.
Asesor B: Ja, ja, ja, este chico tiene unas ocurrencias…
Asesor A: Llevamos casi un año con Wert dando la lata. Quién duda de que lo está haciendo muy bien.
Asesora D: Era el mejor candidato para que todos los dedos apuntaran a un solo ministro. Su soberbia era un caramelo para las izquierdas, pero sus meteduras de pata han hecho el resto. La cuestión es que la opinión pública critique a un ministro y no a todo el Gobierno.
Asesor C: Pero según el plan previsto, le queda poco en la cartera ministerial.
Asesor A: A finales de año o principios de 2014 llega la pequeña remodelación de los ministerios. Mínimo, uno fuera. Lo importante son los tiempos, unos cinco o seis meses antes de las elecciones europeas.
Asesor C: El ministro kamikaze sacrificándose por el bien del partido. Niiiiiiiiiiiiion (onomatopeya acompañada de una mano imitando la caída de un avión).
Asesora D: Pues no habléis mucho de kamikaze, que a propósito del indulto de Gallardón, éste ha quedado de pena.
Asesor C: Gallardón por la Gracia de Dios… Me suena a otros tiempos.
Asesora D: Le han dado un palo. Un ministro de justicia que adopta medidas injustas y arbitrarias.
Asesor A: A ver si en la remodelación ministerial va a ver un dos por uno.
Asesor B: Algo sabrás tú, cabroncete (dándole un puñetazo en el antebrazo al asesor A).
Asesor A: Basta ya, se acabó el recreo (sacando unas carpetas azul marino-Camps).
[...]
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